“el Mandala” de los Cinco Facultades Espirituales
Este material esta basado en una charla preparada para los retiros de verano del Centro Budista de Valencia, España, julio 2015, Dharamachari Suḍāka
Introducción
En el centro del camino triple encontramos la meditación. El camino, de la ética, meditación y la sabiduría, es una de las más simples presentaciones de la enseñanza del Buda. Probablamente en uno de nuestras primeras impresiones del Budismo encontramos la imagen del Buda sentado en la postura de meditación, quizás debajo de un árbol. Es una imagen ubicua: paz, serenidad, su sonrisa suave, irradiando amor. Nuestra propia experiencia puede ser muy lejos de esta imagen ideal.
Mi historia personal fue una búsqueda para saber como vivir bien, como deberíamos vivir, una búsqueda por la vida ética. Seguí mi intuición incluso una atracción que tenia por la imagen del Buda sentado. La meditación tiene que tener respuestas pensaba. Aprendí y practicaba al principio después de leer un libro sobre el Zen y luego asistiendo mis primeras clases en la universidad donde estudiaba e hice mi primer retiro al final de una viaje larguísimo por todo del Europa y el Oriente en la Tailandia.
Quiero acercarme a la meditación de dos maneras: por la imagen del un mandala y por una enseñanza básica pero muy completa que se llama los cinco facultades espirituales.
La practica de meditación es una practica para la vida, – literalmente. Me recuerdo bien yo en el proceso de clarificar mi propia relación con las practicas budistas; si son para mi o no. Me dí cuenta que iba meditar hasta al final, la muerte, “voy a meditar” pensaba siempre, sin meditar con otros o no. “Mi practica personal no depende de los demás” pensaba.
Un aspecto de la meditación que me atrae mucho es el hecho que es un camino del individuo – es decir que cada uno tiene que decidir seguir el camino, un proceso único para cada uno y depende principalmente a tomar responsabilidad amor su vida y su conciencia.
Meditar con otros es muy beneficioso en que aprendemos y recibimos apoyo mutuo e inspiración y puede ser un gran placer pero al final es nuestra propia decision y compromiso, que nos lleva a crecer, evolucionar, desarrollar.
El “mandala de los cinco facultades espirituales
La imagen de un mandala comunicar una cierta riqueza y puede incluso comunicar complejidad. Nosotros somos criaturas complejas, llevamos millones de años desarrollando biológicamente y decenas de milles de años desarrollandonos cultural- y espiritualmente. De alguna manera no podemos reducir el proceso de ser humano a dos o tres palabras e ideas y ya esta! Somos profundamente misterioso y difícil entender y conocer, tanto como es el universo un gran misterio.
Un mandala para mi puede comunicar algo de este complejidad. Podemos imaginar el ser humano como un sistema solar, una interacción y juego de varios elementos y factores, algunos órbitas estables y harmonicas, colaborando y otros contradiciendo y otros caóticos no predecibles. Algunos elementos son muy evidentes y fácil ver como el sol y la lunar y otros elementos son supremamente difícil a ver y están envueltos en mucho misterio y especulación. Pensamos en el otro lado del la luna, que esta siempre orientado hacia afuera del mundo que nunca vemos desde aquí o a Plutón o las numerosas lunas de Jupiter o Saturno, o las largas trayectorias de las cometas que van y vienen durante cientos de años, o los asteroides que cada unos millones de años chocan con la tierra y otros cuerpos celestes.
Vamos a explorar ahora cinco aspectos de la meditación que idealmente complementa y funciona juntos en equilibrio.
Los cinco facultades espirituales
En Pali se refiere a “Indriya”. Es la misma palabra para los seis sentidos: de oír, ver, oler, saborear, tocar y lo que percibimos con la mente: los pensamientos, conceptos, imágenes etc. (el sexto sentido). Los cinco o seis sentidos con los que estamos familiarizados.
Los cinco indriyas espirituales nos habilitan, nos optimizan a percibir el mundo más allá del mundo mundano. Aún que bello y trágico en proporciones iguales es, el mundo percibido por los sentidos ordinarios nos es todo. Nos facilita ver el mundo espiritual, de ver más allá de nuestras tendencias habituales reactivas, nuestras tendencias egotistas y empezar a ver el mundo desde la perspectiva de la interconexión y incluso el no “yo” de que hablamos en el Budismo. Empezamos a ver que no estamos separados de las condiciones que nos produce, que somos un proceso, profundamente conectados con los todos otros procesos que nos rodean. Empecemos a conectar con un punto de vista, más generoso, amoroso, más sabio y no vemos el mundo solo del confinamiento de nuestra propia subjetividad. Las cinco facultades nos potencializan a tener una vision más clara, más abierta, más empátíca, menos oscurecida por los velos del odio y el rechazo, la codicia y la confusion. Podemos transformar una actitud utilitaria a una actitud apreciativa.
Cada aspecto de las cinco facultades complementa los otros – cultivamos una mente equilibrada – y empezamos este viaje con el “mindfulness”, la atención plena, la atención consciente. La meditación comienza con tomar consciencia, dónde estamos, dónde vinimos, dónde queremos ir y cómo estamos……
Sati-sampajanna
“Mindfulness” tiene una característica inherentemente ética en el sentido que tomamos consciencia de como estamos y dónde vamos, consciente que nuestras acciones tienen consecuencias para nosotros mismos y para los demás. Con practica y experiencia aprendemos que ciertos caminos o acciones del cuerpo, el habla y la mente resultan en menos sufrimiento y más felicidad. No hay límite a la consciencia que podemos desarrollar; misteriosamente el Dhammapada, un texto antiguo de la tradición Budista dice en su capítulo 2: La Atención;
“La atención es el camino hacia la inmortalidad; la inatención es el sendero hacia la muerte. Los que están atentos no mueren; los inatentos son como si ya hubieran muerto.”
Las otras cuatro facultades las cultivamos en dos parejas; la fe o la confianza en relación con la sabiduría y la energía en relación con la absorción.
Virya
Energía o aplicación es esencial para la vida espiritual. Probablamente hemos notado que cuando meditamos todo no es gozo ni paz y contento – encontramos en uno mismo; nuestras tendencias de la mente y corazón se llaman los obstáculos. Son una parte en nosotros y el “trabajo” que hacemos en la meditación es un trabajo de transformación de obstáculos, entrenando y refinando su energía. Principalmente es una cuestión de reconocerlos, cultivando el opuesto, reflexionando sobre las consecuencias de seguirlos desde allí entenderlos y transcenderlos.
La vida espiritual requiere energía, podemos decir que requiere e incluso necesita pasión, no es un proceso pasivo: requiere una intención y decline de por lo menos abrirte a otra posibilidad de ser.
Samadhi
En el camino de la meditación descubrimos momentos de paz y gozo – estados de concertación y absorción. Son niveles de placer y contento más y más refinados – más a allá de los placeres simples y básicos de los sentidos mundanos. Se llaman absorciones o dhyanas. Guiando suave, delicadamente la mente y corazón por la meditación vamos a descubrir que los obstáculos disminuyen, incluso desaparecen y entramos en estados de más lucidez y con una mente boyante y espaciosa.
Shraddha
La fe o la confianza. El primer paso del camino espiritual, el paso que hacemos desde el sufrimiento o la insatisfacción o dukkha hacia la libertad es “shraddha”. Abrimos con la confianza incluso la fe que hay otra posibilidad de ser. Aveces es un salto hacia lo desconocido, especialmente si saltamos de una visión cerrada, limitada, nihilista. Con experiencia ganamos confianza. La meditación funciona y empezamos a cambiar, ganamos autoconocimiento y paciencia. Estamos más satisfechos y empecemos a despertar. El shraddha en el Budismo no es ciego: esta basado en la experiencia, la intuición y la razón. El metalúrgico tiene que probar la calidad del oro en el fuego de su taller, igualmente nosotros tenemos que experimentar y explorar la meditación para ver que pasa y para ver que es posible.
Prajña
La sabiduría. La meta de la meditación Budista no solo nos lleva a estados de paz, amor, y tranquilidad también, nos lleva a la iluminación, el despertar, la libertad. Podemos cultivar una vision completa perfeccionada. Prajña literalmente significa saber (jña) profundamente (pra). La meditación nos ayuda pensar la naturaleza de las cosas: ilumina como son las cosas. Nos ayuda desarrollando una forma más de apreciar, de ver la belleza y el misterio y soltar nuestra vision limitada, opaca, utilitaria, velada.
Conclusion
Durante nuestro proceso de meditar podemos considerar estos cinco aspectos o facultades como maneras de ver cómo los sentidos espirituales en la misma forma que percibimos el mundo que nos rodea por los cinco (o seis) sentidos familiares.
¡Que estas enseñanzas nos inspire a practicar y despertar! ¡Que todos los seres sean felices!
OM
AH
HUNG
Ilustración de un mandala por Rut Soler Carbonell